Según Robert de Beaugrande:
“La educación bulímica fuerza al estudiante a alimentarse con un festín de datos que debe memorizar y utilizar en algunas tareas muy concretamente definidas, tareas que conducen siempre a una única “respuesta concreta” previamente definida por el profesor o por el libro de texto. Tras este uso, los datos son “purgados” para hacer sitio al próximo festín. La educación bulímica, refuerza así un enfoque intensamente local o de corto recorrido sin considerar ningún beneficio de mayor alcance que pudiera surgir de la sucesión de ciclos de alimentación y purga”.
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