martes, 26 de mayo de 2015

Los falsos autónomos



Hacen el mismo trabajo que sus compañeros con contrato, pero se ven obligados a pagar la cuota de autónomos y el IRPF. Además, carecen de los derechos recogidos en los convenios, a diferencia del resto de trabajadores: no cobran las vacaciones, ni tienen días de asuntos propios, etc.

Para la empresa, se trata de una situación muy ventajosa porque no tiene que pagar las cuotas de la Seguridad Social, con lo que ahorra costes, y puede despedir al trabajador sin preaviso, sin pagarle el finiquito y, en el caso de que la compañía fuera declarada insolvente, ni siquiera el empleado estaría cubierto por el Fogasa. Una situación tremendamente desigual en la que sólo sale ganando la compañía.

Esta figura ilegal se ha instalado en nuestro mercado laboral. Muchas empresas empezaron a recurrir a esta trampa en los años más duros de la crisis, pero han terminado por implantarla en sus compañías como una opción más.

La ignorancia, la necesidad o el miedo llevan a muchos trabajadores a aceptar este tipo de condiciones.  Temen que les despidan de un día para otro. Cuando van a hablar con sus superiores para quejarse y pedirles que legalicen su situación, les dicen que si no lo quieren esas condiciones, hay mucha gente esperando.


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