FUENTE: IDEALISTA
Un rastreo por las bases de datos
del Instituto Nacional de Estadístico (INE) nos da unos precios sorprendentes
en 1916, y unos salarios de risa. Un kilo de pan, 0,46 pesetas. Un kilo de
carne de vaca, 1,82 pesetas. Un kilo de bacalao, 1,77 pesetas. Un kilo de
patatas, 0,19 pesetas. Un kilo de garbanzos, 0,86 pesetas. Un litro de vino,
0,51 pesetas. Un litro de leche, 0,40 pesetas. Un litro de aceite, 1,19
pesetas.
¿Y eso era mucho o poco pata la
época? ¿Cuánto ganaba un trabajador?
Bueno, eso (como ahora) dependía
de la provincia y del oficio. Un albañil
por ejemplo ganaba unas 6 pesetas al día en el mejor de los casos. Pero no en
todos los sitios sino en Barcelona y Madrid. En Valladolid podía ganar 2
pesetas al día.
Para saber cuál era el poder adquisitivo,
se suele escoger la cesta de la compra para comprobar el peso de los productos
básicos en un salario normal. Por ejemplo, una docena de huevos costaba 1,26
pesetas en 1916 lo que equivalía a la mitad del jornal (diario) de un albañil
en España, es decir, esa docena de huevos la podía pagar con medio día de
trabajo. Pero entonces se trabajaban seis días a la semana, y la semana laboral
superaba fácilmente las 50 horas.
Hoy, una docena de huevos en un
hipermercado oscila entre 2,30 y tres euros. Eso equivale a una media hora de
trabajo de alguien que gane el salario mínimo interprofesional. Y tomando en
cuenta que trabaja 22 días al mes, y no hace más de 40 horas a la semana. En
resumen, hoy la cesta de la compra supone menor esfuerzo de trabajo. Muchos
menos que hace cien años.
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