Hoy he encontrado una nueva versión del cuento de los tres cerditos en la Guía TRABAJA SIN RIESGOS -METAL- Dice así:
Cuentan que... Érase una vez tres
cerditos que vivían tranquilamente en un bosque donde jugaban y trabajaban un
pequeño huerto que les daba de comer. Un día llegó un lobo de una región
cercana y los tres cerditos, al enterarse, se inquietaron por su presencia, y
decidieron hacer una asamblea para ver que podían hacer.
El cerdito más pequeño dijo: ¡no hay problema!, podemos seguir
trabajando nuestro huerto y seguir jugando por el bosque, pues seguro que el
lobo hará su vida y no nos molestará.
El cerdito mediano opinó: debemos estudiar las costumbres del lobo,
¡qué come y cómo caza sus presas!, así podremos anticiparnos y evitar sus
ataques.
El cerdito mayor dio la razón al mediano y dijo: tus ideas están
muy bien y hay que llevarlas a cabo, pero deberíamos ir más allá, pues aparte
de prevenir cualquier ataque del lobo, también será necesario tomar medidas por
si aun así un día el lobo nos sorprende. Al final, no se pusieron de acuerdo, y
cada uno decidió hacer lo que había pensado. De este modo, el cerdito pequeño
siguió andando por el bosque sin ningún miedo, pensando que ante cualquier
improbable ataque podría esconderse en cualquier lugar que la naturaleza le
proporcionaba, o si no ¡ya pensaría en el momento que hacer!; el final no podía
ser otro, y un día, el lobo, le esperó tras un árbol y allí mismo se abalanzó
sobre él. El cerdito menor nada pudo hacer. El cerdito mediano comenzó
enseguida a leer una enciclopedia sobre las costumbres de los lobos y sus
estrategias de ataque; comprendió que eran carnívoros, que les gustaba en
especial los cerditos, que atacaban por las noches y que solían sorprender a
sus presas escondidos tras los árboles y rocas; así decidió evitar esas
situaciones y construir una casa para refugiarse. El lobo buscó y buscó al
cerdito, y no lograba encontrarlo, pues éste por precaución no salía por las
noches y se refugiaba en casa. Pero el lobo no se rindió, y siguió investigando
hasta terminar averiguando que por las noches el cerdito dormía en una casa que
se había construido; la vigiló, estudió como estaba construida, y decidió
subirse al tejado y colarse dentro por la chimenea. El final del cerdito os lo
podéis imaginar.
El tercer cerdito hizo lo que su
compañero; estudió al lobo, tomó medidas como él en función de sus indagaciones
y se construyó una casa; pero no se quedó ahí y pensó que existían otras formas
de ataque que podría tener el lobo y que en ese momento no conocía; así decidió
proteger su casa y pensó en cómo reaccionar si aun así el lobo lograba entrar
dentro: construyó salidas de emergencia, instaló alarmas, se hizo un traje
anticolmillos, e incluso puso alguna trampa por la casa. Y el lobo un día
intentó atacar; buscó al cerdito, encontró su casa e intentó entrar en ella.
Tras caer en varias trampas logró finalmente entrar, pero sonó la alarma, y el
cerdito, tranquilo con su traje anticolmillos, se dirigió a la salida de
emergencia y accionó la red para cazar lobos, justo cuando aquel corría tras
él. Y lo atrapó. Desde entonces, los animales del bosque le nombraron delegado
de prevención antilobos. Y nombraron otros delegados antizorros, antiáguilas,
etc., pues también llegaron otros peligros y cada uno necesitaba un estudio
especial.
Por cierto, crearon un himno, que ha sido el que hemos tenido
en cuenta al elaborar esta guía:
A veces las
apariencias engañan,
y como no está
más seguro quien más reza,
tu fíate de la
virgen y no corras,
que más vale maña
que fuerza,
prevenir que curar o tomar medidas que
lamentarse.
Y recuerda, sin
protección no trabajes,
que más vale
perder un minuto en el trabajo que el trabajo en un minuto.
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