jueves, 17 de marzo de 2016

Los tres cerditos y la Prevención de Riesgos Laborales


Hoy he encontrado una nueva versión del cuento de los tres cerditos en la Guía TRABAJA SIN RIESGOS -METAL- Dice así:

Cuentan que... Érase una vez tres cerditos que vivían tranquilamente en un bosque donde jugaban y trabajaban un pequeño huerto que les daba de comer. Un día llegó un lobo de una región cercana y los tres cerditos, al enterarse, se inquietaron por su presencia, y decidieron hacer una asamblea para ver que podían hacer.
El cerdito más pequeño dijo: ¡no hay problema!, podemos seguir trabajando nuestro huerto y seguir jugando por el bosque, pues seguro que el lobo hará su vida y no nos molestará.
El cerdito mediano opinó: debemos estudiar las costumbres del lobo, ¡qué come y cómo caza sus presas!, así podremos anticiparnos y evitar sus ataques.
El cerdito mayor dio la razón al mediano y dijo: tus ideas están muy bien y hay que llevarlas a cabo, pero deberíamos ir más allá, pues aparte de prevenir cualquier ataque del lobo, también será necesario tomar medidas por si aun así un día el lobo nos sorprende. Al final, no se pusieron de acuerdo, y cada uno decidió hacer lo que había pensado. De este modo, el cerdito pequeño siguió andando por el bosque sin ningún miedo, pensando que ante cualquier improbable ataque podría esconderse en cualquier lugar que la naturaleza le proporcionaba, o si no ¡ya pensaría en el momento que hacer!; el final no podía ser otro, y un día, el lobo, le esperó tras un árbol y allí mismo se abalanzó sobre él. El cerdito menor nada pudo hacer. El cerdito mediano comenzó enseguida a leer una enciclopedia sobre las costumbres de los lobos y sus estrategias de ataque; comprendió que eran carnívoros, que les gustaba en especial los cerditos, que atacaban por las noches y que solían sorprender a sus presas escondidos tras los árboles y rocas; así decidió evitar esas situaciones y construir una casa para refugiarse. El lobo buscó y buscó al cerdito, y no lograba encontrarlo, pues éste por precaución no salía por las noches y se refugiaba en casa. Pero el lobo no se rindió, y siguió investigando hasta terminar averiguando que por las noches el cerdito dormía en una casa que se había construido; la vigiló, estudió como estaba construida, y decidió subirse al tejado y colarse dentro por la chimenea. El final del cerdito os lo podéis imaginar.
El tercer cerdito hizo lo que su compañero; estudió al lobo, tomó medidas como él en función de sus indagaciones y se construyó una casa; pero no se quedó ahí y pensó que existían otras formas de ataque que podría tener el lobo y que en ese momento no conocía; así decidió proteger su casa y pensó en cómo reaccionar si aun así el lobo lograba entrar dentro: construyó salidas de emergencia, instaló alarmas, se hizo un traje anticolmillos, e incluso puso alguna trampa por la casa. Y el lobo un día intentó atacar; buscó al cerdito, encontró su casa e intentó entrar en ella. Tras caer en varias trampas logró finalmente entrar, pero sonó la alarma, y el cerdito, tranquilo con su traje anticolmillos, se dirigió a la salida de emergencia y accionó la red para cazar lobos, justo cuando aquel corría tras él. Y lo atrapó. Desde entonces, los animales del bosque le nombraron delegado de prevención antilobos. Y nombraron otros delegados antizorros, antiáguilas, etc., pues también llegaron otros peligros y cada uno necesitaba un estudio especial.

 Por cierto, crearon un himno, que ha sido el que hemos tenido en cuenta al elaborar esta guía:
A veces las apariencias engañan,
y como no está más seguro quien más reza,
tu fíate de la virgen y no corras,
que más vale maña que fuerza,
 prevenir que curar o tomar medidas que lamentarse.
Y recuerda, sin protección no trabajes,

que más vale perder un minuto en el trabajo que el trabajo en un minuto.

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